¿Cuántos de ustedes saben que Dios preparó al hombre a imagen de Su Espíritu? ¿Y cuántos de ustedes saben que no tiene una imagen, es decir, una imagen sin imagen, a Su semejanza, que tampoco se puede describir? Esa realidad tiene que vivirse cada vez que tratamos de proteger nuestra imagen. Y lo hacemos inconscientemente todo el tiempo porque la mayor parte del tiempo estamos protegiendo nuestra imagen, nuestro entorno, nuestro cuerpo y nuestro tiempo. Eso es lo que creemos que debemos proteger. Y, sin embargo, si reconocemos que ser formados a imagen de Dios significa que somos formados en espíritu, entonces nos preocupamos menos por la apariencia física.

Bendiciones amados