El cautiverio del alma no solo causa dolor y miedo; también deja grietas que permiten la entrada de oscuridad.
La plenitud, que significa estar sano, es una imagen poderosa: representa un alma que ha cerrado esas grietas y, al hacerlo, manifiesta a Cristo.
Nuestros cuerpos deben reflejar su presencia en la tierra.
Bendiciones amados,
Ana Méndez Ferrell