Los ciudadanos de los cielos serán preservados y los enemigos de la tierra serán escupidos, así que hay que pedirle perdón a la tierra, nuestro pecado la lastimó y la hirió.
Hay heridas muy profundas en los territorios y cuando viene una infección porque la herida esta abierta, no es culpa del diablo, es porque no nos hemos reconciliado con ella ni la hemos sanado.
Si la herimos la tenemos que sanar y bendecir, porque la tierra bendice al justo.
Bendiciones amados,
Ana Méndez Ferrell