Jesus asciende a los cielos para ser glorificado y al ser glorificado es que se desata el Espíritu Santo para envolvernos en nuestra habitación celestial para que como Él es celestial nosotros también seamos celestiales.
Por eso entrar en el espíritu y recibir la llenura del Espíritu Santo es mucho mas que hablar en lenguas. Lo que más anhelaba Jesus era su glorificación. Cuando el se glorifica el es establecido como el sol de Justicia en toda la tierra.
Bendiciones amados,
Ana Méndez Ferrell