La iglesia primitiva leía el libro de Enoc; el pueblo de Israel siempre lo leyó y, de hecho, está mencionado en las escrituras.
Cuando Atanasio constituyó la Biblia, dejó a Enoc fuera, pero eso no significa que no sea un libro de Dios o que no estaría mencionado en la Biblia.
Enoc fue traspuesto al cielo para ser testigo en contra de una generación perversa. La santidad de Enoc se levanta delante de la corte divina para testificar en contra de la maldad del mundo.
La palabra “testigo” es un título que se le da a alguien en la corte, para juzgar o defender a alguien. La santidad de Noé condenó al mundo.
Los héroes de la fe son testigos; su nivel de fe contribuyó a un nivel de santidad, y este nivel de santidad, cuando ellos son llevados al cielo, los vuelve testigos.
Bendiciones amados,
Ana Méndez Ferrell