El Espíritu Santo en hebreo se traduce como Ruach Ha-kodesh, un término de género femenino, mientras que el Señor se refiere a Kadosh en masculino. Aunque el Espíritu Santo se expresa en femenino, esta distinción no se relaciona con el género humano, ya que ambos, masculino y femenino, son parte de la imagen de Dios.
Al crear al ser humano, Dios incorporó en un solo cuerpo tanto lo femenino como lo masculino. Por lo tanto, estas categorías no son meramente sobre seres humanos, sino que representan características de la esencia divina de Dios.
Bendiciones amados,
Ana Méndez Ferrell